miércoles, 9 de octubre de 2019

Aportes para una Historia del pañuelo

©Perla Hassan
©Luis Alberto Ferreira
Traductora Lic. Perla Hassan

"...Era un pañuelo, un obsequio antiguo que mi padre le había dado a mi madre..."   
Otelo, Acto V, Esc. II 

El pañuelo, que en el pasado se llevaba en la mano, busca hoy el aislamiento del bolso o el bolsillo. Hubo un tiempo en el que las bellas de la moda (hoy modelos) exhibieron sus grandes y hermosos pañuelos con el mismo orgullo con el que la mujer actual muestra su bufanda. El famoso retrato de Velásquez de la infanta María Teresa (Fig. 1) plasma a la dama distinguida con el pañuelo muy grande que todos pueden ver. En este periodo los pañuelos eran nuevos. Recientemente se había popularizado su uso y uno no puede ser demasiado crítico del lugar visible que se les dio en la vestimenta de la época. 
Algún tiempo después, aunque todavía llevados en la mano, se hicieron más pequeños y eran muy elaborados en bordados y en los bonitos encajes de aguja y bolillos. Figura 243, página 192. Regresando por el camino de la historia, los registros muestran que las razas salvajes tejían pequeñas esteras de pasto y las usaban para cubrirse la cabeza y también para limpiarse la transpiración de la frente. Se cree que los primeros pañuelos solo para la cara se usaron al servicio de la religión. Estos eran pequeños trozos de tejido de seda usados solo por los sacerdotes en el altar. En aquellos tiempos, estos pañuelos se llamaban faciales y se dejaban en el altar con otras vestimentas cuando se terminaba el servicio. En la literatura de la época clásica hay una mención frecuente de "transpiración" y "paños para la boca". Sin embargo, la población general, sin seguir las modas, se enjugó las cejas y lloró sus lágrimas sobre sus mantos. En Grecia, los pañuelos estaban hechos de algodón fino, a menudo perfumados. En Roma, el pañuelo, conocido como el sudarium, era llevado principalmente por hombres y se usaba sobre todo para limpiar la transpiración de la cara y las manos. Se dice que las mujeres patricias llevaban pañuelos cuando había juegos y festivales y los usaban para saludar como un signo de aprobación, una costumbre que es, sin duda, el origen del saludo de Chautauqua (2)  de los tiempos modernos. 
Según un relato que figura en la Enciclopedia de Antigüedades de Foosbroke, 1843, estos primeros pañuelos tenían siempre una forma alargada. El escritor afirma que siempre fueron "más largos que anchos" y continúa diciendo que fueron "utilizados por los espectadores en los espectáculos públicos para agitar en señal de agradecimiento. Fueron usados en la iglesia de los primeros cristianos en el aplauso del sermón, y luego fueron usados como pañuelos”. Añade: “Era un pedazo de lienzo que los diáconos usaban en el brazo izquierdo. No era cuadrado sino oblongo y lo usaban todos los ciudadanos". 



                                   Fig. 1. Infanta María Teresa de Diego Velázquez 


En este período (1600) el pañuelo de tamaño generoso se llevaba donde se podía ver y admirar. Posteriormente, los pañuelos romanos, en particular los que llevaban las mujeres, eran simples cuadrados de algodón o seda. También se sabe que, en lugar del pañuelo, estas bellezas romanas llevaban unas bolitas de cristal y ámbar para enfriar las manos. Esta era una antigua costumbre egipcia que había sido adoptada por la sociedad romana. Era un capricho a la moda llevar estas bolitas en redes de oro y plata y aliviar la transpiración de las manos enrollando y presionando las pelotitas, que desprendían un olor delicioso cuando se calentaban. El pañuelo como un refinamiento de la civilización romana, siendo propiedad exclusiva de los nobles, fue considerado como una insignia de distinción o un símbolo de poder. Edad Media Durante toda la Edad Media, el pañuelo se consideraba un accesorio de vestimenta llamativa, el privilegio exclusivo de los ricos. Sin embargo, si algunos de los fanáticos de la moda tenían uno de muy extraña fineza frecuentemente encontraban un lugar en las páginas de la historia. Ya en 1328, un "pañuelo de seda" se menciona como un elemento importante en los efectos de vestuario de la dama Clemence de Austria. 



                Fig. 2. Pañuelo, técnica vainillado, 1500 (Cortesía Metropolitan Museum of Art) 

Siglos XVI y XVII

A principios del Renacimiento los pañuelos se popularizaron. Comenzaron a aparecer observaciones y escritos sobre el uso del pañuelo. Erasmo, que escribió a principios de siglo XVI, instó especialmente a los niños a usar correctamente el pañuelo. "Limpiarse la nariz con la manga es grosero", dice con desprecio. Durante este siglo, el pañuelo era comúnmente conocido como napkyn. (3)

 "...Tu pañuelo es muy pequeño..." Otelo, Acto III, Esc. III 


 Con la difusión gradual en la popularidad del pañuelo, pronto se convirtió en un artículo muy general y de moda en el vestido. En Italia, se aplicó un hermoso trabajo de bordado al pañuelo y muchos de los que ahora se encuentran en colecciones de museos son testigos de la belleza de este trabajo. (Fig.2). Otros fueron hechos de batista bordados en seda roja en medio punto (/). Un poco más tarde, a medida que se acercaba la época del encaje, se usaba el linón más fino que a veces era rayado con hilo dorado y frecuentemente bordeado con los nuevos y populares encajes a bolillo y con agujas. (Fig. 3) 




                                Fig. 3 Pañuelo, encaje a bolillo, Francés, siglo XVIII



 En Francia, la seda y el lino eran los materiales populares. A medida que el uso del encaje se extendió, tanto los caballeros como las damas llevaron el pañuelo adornado con encaje. Muy elaborados y caros fueron los llevados por personas de riqueza. Eran una “posesión” tan importante que los inventarios de la época mencionan con frecuencia a un hermoso pañuelo como una parte valiosa del patrimonio. Se dice que en 1594 Gabrielle d'Estrées desplegó un pañuelo que costaba mil francos. En Inglaterra la seda y la batista fueron los materiales de moda. Durante el reinado de Isabel I, el pañuelo progresó rápidamente. Fue en este período cuando el pañuelo de encaje apareció por primera vez en Inglaterra. Estos hermosos pañuelos fueron "grabados con nombres y verdaderos nudos de amor" y se dieron como favores a los admiradores, que los llevaban en sus sombreros. Howe escribe sobre esta costumbre en su Adenda a la Crónica de Stowe, dice: Tanto las criadas como las mujeres gentiles dan a sus preferidos, como muestras de su amor, pequeños pañuelos de unos tres o cuatro centímetros cuadrados, adornados alrededor, y con un botón o una borla en cada esquina, y uno pequeño en el centro, con seda e hilo, el mejor ribete. Con un pequeño cordón dorado, o vuelta, que se dobla en cuatro pliegues cruzados, para que se pueda ver el medio, los caballeros y otros usualmente los guardan en sus sombreros como favores de sus amores y amantes. Algunos cuestan seis peniques cada uno, unos doce peniques, y los más caros dieciséis peniques. De hecho, fue en este período cuando el pañuelo de encaje de las mujeres a la moda se convirtió gradualmente en un ingenioso y delicado señuelo en el coqueteo. Una ocupación favorita de las mujeres era la de bordar el pañuelo. Algunos se bordaban con hilo azul y otros se realizaban con el bordado calado de moda. 

"...Un pañuelo calado que me dio..."  BEN JONSON, Feria de Bartolomé, 1614 

 La reina Isabel I era una amante de todos estos delicados accesorios de vestir y marcaba la moda con pañuelos, guantes, faldas y joyas para las damas de su corte y los demás líderes de la moda de su época. 

 Siglos XVII y XVIII

Como se mencionó anteriormente, el desarrollo de los pañuelos de encaje bordados a bolillo y con agujas hizo que se volvieran aún más elegantes y costosos. Con fecha 12 de agosto de 1666, Pepys(4)  escribe en su diario:   "...Yo y mi esposa nos dirigimos al armario para revisar las cuentas de los alimentos y luego aproveché la ocasión para pelearme con ella por comprar un pañuelo de encaje . . . sin mi permiso..." 
 La pelea por el costoso pañuelo de encaje no se pasó por alto fácilmente para el día siguiente, el 13, añade: "...Ya levantados, sin amigarnos con mi esposa, ni grandes enemigos, ambos callados y silenciosos..." 
El pañuelo de encaje continuó siendo el detalle importante en el vestido de las mujeres de la moda. ¡Y eran refinados! Cuadrados de lino afiligranado ribeteados con encaje de aguja o bolillo. La figura siguiente muestra un delicado agregado de encaje de Mechlin con el mismo borde. En la Figura posterior un hermoso ribete de encaje de Bruselas. 


                               Fig. 4 Pañuelo, encaje tipo Mechlin, siglo XIX 

El gusto individual fue desenfrenado a finales del siglo XVII y XVIII al dictar las formas de los pañuelos. Ahora eran ovalados, redondos u oblongos. Cuenta la historia de que cuando María Antonieta mencionó a Luis XVI que estaba cansada de estas diversas formas, instantáneamente el Rey declaró que "la longitud del pañuelo será igual a su ancho en todo el reino". El pequeño cuadrado ha permanecido desde entonces como la forma aceptada para el pañuelo. A finales de siglo XVIII, la Revolución Francesa presentó muchos tipos de accesorios novedosos incluidos los pañuelos. Los hombres usaban medias altas las que a su vez estaban envueltas en un pañuelo de seda estampada que usaban en el cuello para esconder el mentón. En las colonias norteamericanas las modas con los pañuelos se mantuvieron a la par con las de Europa. Las damas coloniales exhibían sus delicados cuadrados adornados con encajes con el mismo orgullo que sus primos a través del Atlántico. La moda eran hermosos pañuelos de encaje, lino, seda. ¡Los cuáqueros de Pensilvania consideraron el pañuelo blanco y liso como una necesidad absoluta para completar el vestido de la mujer de la comunidad bien arreglada! 

Siglos XVIII y XIX

Cuando Napoleón y Josefina llegaron a su "lugar en el sol", Josefina estableció los modales con pañuelos. Gossip dijo que durante la conversación, la Emperatriz con una frecuencia inusitada se llevó un delicado pañuelo de encaje a los labios para contrarrestar el mal efecto de sus dientes "no bonitos". No pasó mucho tiempo antes de que se adoptara la moda de Josefina, y las damas de todo el mundo llevaban en sus manos delicados pañuelos de encaje de moda. Sin embargo, fue durante los últimos días del régimen napoleónico que la exhibición pública del pañuelo se convirtió en un "anatema" para los líderes sociales de la época. Hubo tal oposición a su uso público que gradualmente se usó debajo de las prendas. Sin embargo, más tarde, en el mismo siglo, surgió y fue aceptado como un accesorio indispensable de vestimenta, adecuado tanto para cubrir toses y estornudos en privada o en público. 




                       Fig. 5 Pañuelo, Bruselas, encaje a agujas, siglo XIX. 



 Fig. 6. Pañuelo francés bordado con monograma y ribeteado con encaje, aproximadamente 1822 

Un hermoso pañuelo de este período es el que se muestra en la Figura 7. 



Fig. 7 pañuelo de boda hecho para Marie Henriette, archiduquesa de Austria, con motivo de su matrimonio con Leopold II de Bélgica en 1853. 

El atractivo punto de aguja de Bruselas tiene un significado real. Los brazos de Bélgica y Austria trabajaron en medallones y las iniciales LM terminado en la parte superior por la corona. Figura 7. Pañuelo nupcial de Marie Henrietta, archiduquesa de Austria, casada con Leopoldo II de Bélgica en 1853. Bordado Bruselas que muestra las armas reales de Austria y Bélgica. 

En 1863, Inglaterra popularizó el pañuelo de batista con orillo de color y vainillado. El borde festoneado y bordado con la inicial en letras góticas también tenía una decidida moda. Las señoritas llevaban "pañuelos de bolsillo" que se terminaron con un volante estrecho o Borde ligeramente festoneado y trabajado con bordados de colores. Los franceses consideraban que el pañuelo bordado a mano o con adornos de encaje era un accesorio importante para el traje de toda mujer bien vestida. En 1893, el Movimiento de Reforma de la Moda (época Victoriana), que comenzó en Alemania, abogaba por que cada prenda de vestir estuviera hecha de lana, incluso los pañuelos. Este es el único caso registrado en el que se han hecho pañuelos de lana. Durante estos siglos posteriores, tanto los pañuelos de los hombres como su vestimenta se habían vuelto más simples y discretos. Mientras que los pañuelos de las mujeres tenían un tamaño delicado y estaban bordados o adornados con encaje, los hombres se acomodaron en un orden establecido. Eran grandes, aproximadamente de 45x45cm, con un borde vainillado simple y, a veces, un monograma en la esquina. El lino blanco siempre se aceptaba como "buen material", aunque la moda permitía una pequeña cantidad de color y bordes de colores. De vez en cuando, los más exigentes llevaban pañuelos de seda de varios colores y, en ocasiones, con bordes decorativos que armonizaban con algún otro detalle del vestido, preferiblemente la corbata, la banda para el sombrero o un tono sutil en la ropa de vestir. 

  Siglo XX

En el siglo XX se ve que la moda del pañuelo aún continúa. Sin embargo, no es el accesorio para mostrarse tan ostentosamente como en los siglos anteriores. El pañuelo ahora se lleva invariablemente en el bolso o bolsillo, a veces completamente oculto, y otras veces solo medio oculto. Sin embargo, ocasionalmente, en su esfuerzo por iniciar algo novedoso, la revista Fashion decreta que se agregue un pañuelo grande o pequeño, de crepé, de gasa o de seda, decorado alegremente o muy simple, como una nota conspicua al disfraz. En 1928, se usaban invariablemente grandes pañuelos de gasa con diseños o bordes en toda la prenda para bailes y asambleas a la moda. A veces, este mismo pañuelo decorativo estaba metido en el bolsillo de la chaqueta de un traje de día, dejando que un extremo largo cayera sobre la falda para aliviar la línea severa de una prenda hecha a medida. En 1929, el pañuelo de lino con dobladillo muy estrecho y un monograma de esquina era popular para uso general. De vez en cuando los monogramas se bordaban en color, lo que añadía otra nota interesante. Además, los pequeños diseños cortados de lino de colores alegres y colocados o aplicados con destreza al fondo blanco eran otro estilo que se sumaba al atractivo del cuadrado de lino blanco. Aunque el pañuelo moderno puede variar de una temporada a otra en detalles de estilo y materiales, el lino ocupa un lugar primordial. Como material, es suave, absorbe la humedad rápidamente y se lava con tanta facilidad que el pañuelo de lino evidentemente durará para siempre. Los pañuelos de lino se fabrican en Irlanda, Escocia, Bélgica, Alemania, Francia y Suiza. Francia e Italia también producen muchos pañuelos finos de césped. China y Japón son famosos por sus pañuelos de seda. Estos a menudo se imprimen en patrones interesantes o se bordan en costuras finas a mano. Tan importantes son los pañuelos para nosotros que las estadísticas informan que en el año 1929 se vendieron 350.000.000 en los Estados Unidos. Lejos quedaron los días en que el pañuelo emergió como un accesorio de vestir a la moda. Luego fue usado en “ocasiones especiales”. La mujer elegante tenía uno. Era una pertenencia rara y muy apreciada. Ella se vistió con la idea de exhibir el hermoso pañuelo. Hoy nuestra señora los compra por docenas. Se los elige como simples accesorios de vestir, se usan no para lucir, sino como un agregado útil y práctico de la vestimenta más práctica a lo largo de los siglos. 

Referencias 
 Cole, George S., Dictionary of Dry Goods, p. 175. 
 Evans, Mary, Costume Throughout the Ages, pp. 57, 99. 
 Fales, Jane, Dressmaking, pp. 36, 40. 
 Fosbroke, Thomas Dudley (1843) Encyclopedia of Antiquities, and Elements of Archaeology, Classical and Medieval. Vol 1 -2. 
 Lester, Katherine Morris, Historic Costume. 
 Parsons, Frank Alvah, The Art in Dress, pp. 88, 230. 
 Peterson’s Fashion Magazine, Volume of 1863. 
 Rhead, G. W., Chats on Costume, p. 201. 
 Sage, Elizabeth, A Study of Costume, pp. 57, 170. 
 Thompson, Eliza, The Cotton and Linen Departments, pp. 88, 230. 
 Vogue, July 5, 1930. Las imágenes que aparecen a continuación fueron tomadas de: 
 Jazmín, Florencio (1878) El lenguaje de las flores y el de las frutas con algunos emblemas de las piedras y los colores. Saurí, Barcelona.


[1] N. de la T.: El símbolo más dominante en la obra es el pañuelo. Como Otelo se lo da a Desdémona como primer regalo, el pañuelo representa una prueba de su amor y Desdémona así lo aprecia (3.3.1). Por esto Yago convence a su esposa de robárselo a Desdémona, él sabe que tiene un enorme valor sentimental y que Otelo se molestará cuando se entere de que su esposa ya no lo tiene.
Yago también sabe que, para Otelo, el pañuelo simboliza la fidelidad de Desdémona. Cuando ve que lo tiene Casio, Otelo cree que Desdémona le ha sido infiel. El pañuelo tiene un bordado de fresas rojas, y Otelo le dice a Desdémona que las fresas fueron cocidas a mano con un hilo teñido con la sangre de “corazones de vírgenes” es decir, sangre de vírgenes (3.4.10). De esta forma, el pañuelo se asemeja a las sábanas de la noche de bodas que también han sido manchadas con la sangre de una virgen. Por lo tanto, en la mente de Otelo, mientras Desdémona tenga el pañuelo, seguirá siendo casta. Pero en el momento que lo pierde, con él pierde también su castidad.
El pañuelo también parece funcionar como un símbolo del pasado misterioso de Otelo y su “exotismo”. Le dice a Desdémona que un “encantador” egipcio se lo dio a su madre y que haría que su padre se mantuviese “fiel” y bajo un hechizo (3.4.9). Que ese pequeño objeto tenga un peso tan enorme en la obra atestigua la sensibilidad de las mentes celosas, y la forma en que pequeños incidentes pueden ser psicológicamente magnificados y terminar siendo “pruebas” de amor o traición.

[2] N. de la T.: Roosvelt, siendo gobernador de Nueva York (1928-1932) habló en el anfiteatro de Chautauqua (pueblo de ese estado) y al terminar 10000 pañuelos fueron ondeados en el aire, saludo peculiar de Chautauqua que significa la mayor apreciación.

Fuente: Raul B. Díaz, enero de 1910. Instituciones de verano: Chautauqua. http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/105219/Monitor_6113.pdf?sequence=1

[3] N. de la T.: La palabra napkyn tiene una escritura de acuerdo a la época.  Actualmente su forma es napkin, cuyo equivalente más cercano es servilleta (de papel) o compresa higiénica.

[4] N. de la T.: Samuel Pepys (1633-1703) funcionario naval, político y célebre diarista británico. Es a menudo considerado como el diario más famoso de Gran Bretaña.  Ha sido llamado el mayor cronista de todos los tiempos, debido a su franqueza por escrito acerca de sus propias debilidades y a la precisión con la que registra los eventos de la vida diaria británica y los principales acontecimientos del siglo XVII. Su diario completo fue publicado más de un siglo después de su muerte.  Hasta el día de hoy, los historiadores siguen utilizando su diario para lograr un mayor conocimiento y comprensión de la vida en Londres en el siglo XVII. Pepys escribió constantemente sobre temas tales como finanzas personales, la hora a la que se levantaba por la mañana, el tiempo y lo que comía.

[5] N. de la T.: Producido originalmente en Mechelen. Su historia se remonta a los cordones de Brabante. Este tipo de encaje se usa en ropa femenina y fue popular hasta la primera década del siglo XX. Es uno de los cordones flamencos más conocidos. Es fino, transparente y se ve mejor cuando se usa sobre otro color. Se hizo en Mecheln, Amberes, Lier y Turnhout. Se utilizó para los coiffures de nuit, los garnitures del corsé, los volantes y los pañuelos. Este tipo de encaje se usó en la corte durante el verano, en el cordón de la aguja de invierno dejó de usarse. El encaje de Mechlin es conocido por sus motivos florales, fino trenzado y trenzado, suelo hexagonal, y sus diseños delineados. Se parece mucho a encaje de Bruselas, sin embargo se hace de una vez, con la red o suelo hecho al mismo tiempo que el patrón en la almohada. Además, la trenza es más corta, y la malla más pequeña que los de encaje de Bruselas. El cordón de Mechlin es también más costoso que el cordón de Valenciennes, pues toma más tiempo de hacer debido a la diversa red.




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