miércoles, 25 de septiembre de 2019

La Calandria: Orígenes. Historia. Dispersión geográfica


                            ©Prof. Luis Alberto Ferreira
En este trabajo, que se enmarca dentro del proyecto Histórico-Folklórico “Estudio y divulgación de las Danzas Folklóricas Argentinas”, presentamos  la danza La Calandria. Lo hacemos desde una mirada integradora que comprende tres variantes de análisis: La primera es desde el análisis histórico, la segunda un análisis de dispersión espacial y la tercera es desde el análisis folklórico.  
Muy pocas veces tuve oportunidad de escuchar y ver bailar esta danza folklórica tradicional.  Son escasos los documentos que se conocen de ella, y aparece lamentablemente olvidada; se enseña en academias, agrupaciones de danzas o cursos de la especialidad, y se baila en algunos espectáculos folklóricos y actos de efemérides patrias. De estas observaciones surgen las siguientes preguntas: ¿Por qué esta danza no se baila ya en las comunidades rurales de origen y dispersión? y ¿Por qué esta danza no se interpreta en los grandes escenarios de espectáculos de raíz folklórica del país?...
Para adelantar parcialmente la respuesta a la primera pregunta diremos que esta danza cayó en desuso en la década de 1920, pasando a formar parte del folklore histórico y no, del folklore tradicional, según una nueva denominación acuñada por algunas corrientes contemporáneas de estudios folklóricos. Además, se puede afirmar, al decir de Carlos Vega (1948:5), “…que las danzas cumplen ciclos vitales en las comunidades que las adoptan con una funcionalidad determinada; y la calandria habría cumplido el suyo en la década mencionada…”.
Asimismo, para adelantar parcialmente la respuesta a la segunda pregunta diremos que es allí cuando mi espíritu inquisitivo ubicado en los comienzos del siglo XXI, inicia su pesquisa, su heurística, su búsqueda de respuestas, tratando de echar luz sobre este presente falto de certezas en estas cuestiones criollas; veladas y no veladas, tanto por “lo moderno”, por el sistema de mercado relacionado con la sociedad de consumo, los poderes financieros y económicos transnacionales y nuestro incomprensible, en muchos casos, desamor por lo propio, por lo auténtico, por nuestro folklore, por nuestras expresiones vernáculas …
Entre los más destacados estudiosos de las manifestaciones folklóricas argentinas encontramos al ya mencionado musicólogo argentino Carlos Vega (1948:5) quien nos dice al respecto de esta danza:
“Es ésta una de las pocas danzas argentinas (criolla) de dispersión limitada… pero interesa que se conozca porque documenta anhelos de creación local y porque consigue perfilar su breve vida […] al lado de las famosas danzas centenarias que recorrieron medio continente…”.
En este sentido sobre la limitada o breve vitalidad de la danza, digo, que entre los autores consultados no existe acuerdo con relación a la extensión de la misma, principalmente en la época de su origen, ya que algunos la remontan a 1836, otros a 1855. En lo que sí acuerdan es en que no se extendió más allá de las dos primeras décadas del siglo XX.
A continuación ampliaré sobre  el origen de estas aseveraciones relacionadas con La Calandria.
Siguiendo a Carlos Vega (1948:6) quien realizó la investigación y recopilación más difundida de la música,  coplas y coreografía de La Calandria (incompleta esta última en un primer momento, para luego completarla en su gabinete), diremos que en uno de sus viajes de investigación, en este caso a la provincia de San Luis; fue en la localidad de Carpintería, al pie de las Sierras Grandes, en el departamento de Junín donde Vega conoció a un anciano llamado Gregorio Romo (1840-1940), quien le relató sus saberes con relación a la danza.
El anciano dijo: “…que había oído y aprendido La Calandria en la parte Oriental del sur de Córdoba entre los años 1855-1860…”, y también la había escuchado en Rosario, provincia de Santa Fe.
Romo también recordaba haberla ejecutado por última vez en Cortaderas, San Luis, en 1920. Esto no implica, a mi entender, que fue la última vez que se interpretó la danza en ámbitos folklóricos por aquella década. 
Aclaro en este punto del análisis, que en el trabajo de Vega se mencionan otros cuatro testimonios sanluiseños sobre  La Calandria, los cuales fueron tomados de la Colección de Folklore de 1921 (1). A saber: Chilcas, Río Grande, Arroyo Vilchez y Las Chacras. Esto validaría la hipótesis de la pervivencia de la danza más allá de 1920, por lo pronto en San Luis.
Otra pregunta que surge de todo lo expuesto es: ¿Dónde tuvo su origen La Calandria? Ya que en la obra de Carlos Vega no quedó establecido.
Hay autores de San Luis que aseguran que su origen fue en la provincia cuyana; otro autor asegura que fue en Córdoba, pero la validación de este tema, con fuentes orales o escritas, no hallan acuerdo entre los especialistas.
El área de dispersión, o sea, Córdoba, San Luis y Santa Fe, mencionada por Romo, puede ser una pista del origen, al igual que cualquier otro lugar donde se compruebe que existieron los personajes y/o caudillos políticos que nombran las coplas del anciano informante; principalmente en los estribillos de las mismas (don Gregorio manifestó desconocer a las personas que se nombran), con las cuales sí existe bastante acuerdo. 
Otra posible interpretación de los nombres y apellidos que aparecen en el estribillo de las coplas puede ser que no pertenezcan a jefes políticos en sentido estricto. Quizás se los mencionaba para destacar la presencia o cantar a la memoria de paisanos de los pueblos en las fiestas, fogones o reuniones de la campaña.
En concreto no se puede validar o refutar categóricamente cualquier hipótesis sobre el lugar de origen de la danza recopilada por Carlos Vega en Carpintería. (Para más información comunicarse por correo electrónico luisferreira41@hotmail.com)

Bibliografía                                             


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-Berruti, Pedro (1961) Manual de Danzas Nativas. 4ta. ed. Editorial Escolar. Buenos Aires.                 -Córdoba, Numa (1936) Bajo mi cielo Pampa. La Calandria. En Revista Caras y Caretas Nº 1962 del 9 de mayo de 1936. pag.6 y 7. Buenos Aires.
-Pachá, Carlos (2009) Herencia guerrera del hijo de Bustos. En diario La Voz del interior lunes 7 de septiembre de 2009. Córdoba.
-Paz, José María (2000) Memorias póstumas. Emecé. Buenos Aires.
-Pérez Amuchástegui, Antonio J. (1983) Crónica Histórica Argentina. Tomo 3. Buenos Aires.
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-Vega, Carlos y De Pietro, Aurora (1962)  Danzas Argentinas. Ediciones Culturales Argentinas. Ministerio de Educación y Justicia. Buenos Aires.
-Vega, Carlos (1948)  Bailes tradicionales Argentinos Nº 9. La Calandria. Ricordi Americana. Buenos Aires.
-Viggiano Esaín, Julio. (1981) Folklore: Cancionero Popular de Córdoba. Poesía mayor       tradicional. T. III. Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades. Córdoba
-Zinny, José Antonio (1987)  Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas  Hyspamérica. Buenos Aires. 



Carlos Vega recopilador de La Calandria en Carpintería, provincia de San Luis de boca del Sr. Gregorio Romo.


Coreografía de la Calandria tomada en San Luis por la Sra. Ochoa de Masramón


Interpretación cantada de la danza

Si Ud. desea utilizar este contenido debe citarlo de la siguiente manera:

Ferreira, Luis A. (25/9/19). La Calandria: Orígenes. Historia. Dispersión geográfica. El fogón de Luis Ferreira Carmelé. Recuperado de: htpp//:elfogondeluisferreiracarmele.blogspot.com