viernes, 11 de octubre de 2019

El Minué Montonero. El Montonero o Federal Nacional

©Luis Alberto Ferreira

Según escribe Carlos Vega (Vega, Carlos 1952:5) en su trabajo sobre El Montonero (Minúe Federal):
“… Hacia el año 1820 avanza y cobra notoriedad en buenos Aires una nueva variante criolla de la ilustre familia coreográfica que los Minués y las Gavotas representaron y caracterizaron durante largos siglos. Se llama Minué Montonero, o Montonero a secas; o el Nacional – es decir el Minué Nacional – y, más tarde, Minué Federal o, simplemente, el Federal…”

El musicólogo argentino Carlos Vega
Encabezamos este trabajo con esta cita del musicólogo argentino Carlos Vega porque creemos que tiene bastante información para ir analizando con relación a la danza y baile que nos ocupa.
En primer lugar, no utiliza en el título de su trabajo el nombre de Minué Montonero; lo llama el Montonero y como subtítulo Minué Federal. Evidentemente, en el Buenos Aires de 1820, donde se habría escuchado por primera vez esta música -quizás con coplas o sin ellas- no se lo llamó Minué, ya que en el imaginario colectivo, particularmente en los sectores revolucionarios, no se aceptaba esa mixtura con reminiscencias coloniales. Los sectores sociales más encumbrados  lo aceptaron con una disposición a imitar la cultura europea, en especial la francesa.
En realidad esta nueva especie tiene una estructura musical conformada por una parte de minué, el allegro y nuevamente el tradicional minué de cuño francés. El minué, como danza de salón, había ingresado al Río de la Plata posiblemente ya en el siglo XVIII
En segundo lugar, menciona el año 1820, como año bautismal del Minué Montonero, como lo menciona Carlos Vega. Cuestión que analizaremos con detenimiento en un próximo informe de acuerdo con un trabajo de Isabel Aretz; el cual puede llevar su origen un poco más atrás, cerca del momento de nuestra Independencia en 1816.
El año 1820 fue históricamente muy importante para nuestras tierras del litoral, de Buenos Aires y del Uruguay. Fue una época de rupturas entre el poder central de Buenos Aires y las provincias del interior encabezadas por Entre Ríos y Santa Fe, por Francisco Ramírez, el caudillo entrerriano y Estanislao López el caudillo de Santa Fe, que llevaron sus ejércitos llamados federales, anarquistas o montoneras, a invadir las calles de Buenos Aires y su plaza principal. Estos ejércitos derrotaron al último Director Supremo, Gral. José Rondeau, provocando su finalización; y el Congreso que se había trasladado de Tucumán a la ciudad puerto, se disolvía con la llegada de estas “huestes sanguinarias y salvajes”, así llamadas despectivamente por la historiografía liberal.
Cada provincia asumía su autonomía y ya no existía el gobierno centralista porteño. Este período se denominó de varias formas principalmente para su estudio e investigación: Anarquía,  Secesión, Crisis; y otras tantas que denunciaban una tendencia historiográfica en cada historiador que la abordaba.
En este estado de cosas aparece esta nueva especie musical y coreográfica, la que, como veremos en este trabajo, se bailó en los salones y en las campañas de Buenos Aires, Córdoba, del Litoral, de algunas provincias del Noroeste como Santiago del Estero y Tucumán; y en el Uruguay -donde el Minué Montonero fue estudiado por Lauro Ayestarán, su esposa  Flor de María Rodríguez y Fernando Assunção-. Aclaramos que la danza-baile se ejecutó lógicamente con variantes en su coreografía, música y atuendos en los distintos ámbitos.
También hacemos una aclaración con relación a la semántica y a la aparición entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX de una danza llamada El Federal, principalmente en Santiago del Estero donde la recopila y publica don Andrés Chazarreta y también Manuel Gómez Carrillo. Esta especie es distinta al Minué Montonero, tal como lo desarrolla en su estudio el Licenciado en música y Doctor en Historia Juan María Veniard:
“…La estructura que presenta este ‘federal’ es totalmente extraña al minué del mismo nombre de la época de Rosas pero no lo es con respecto a la música de danza tradicional del centro del país. Se trata, claramente, de una danza de las de tiempo ‘grave’ seguido de tiempo ‘allegro’, que tiene un cierre en tiempo ‘grave’. Danzas de este tipo son consideradas como especies eminentemente criollas y, por cierto, son antiguas y tradicionales. La hoy más conocida de ellas es el ‘Cuándo’, danza histórica, recreada en la segunda década del siglo XX, de la que casualmente también dan ejemplo Chazarreta (primer álbum, 1916) y Gómez Carrillo (en la publicación Música de América, 1921 y primer álbum, 1923), porque también casualmente se la ha encontrado, en esa época, solamente en Santiago del Estero…”
(Veniard, Juan M. 2011:242)

Y a manera de conclusión refiere el mismo investigador:
 “…En la necesidad de ordenar el material y de acuerdo con la nomenclatura del lugar, debemos señalar que, de estas danzas, una es ‘La condición’, otra es el ‘Cuándo’ —aunque ésta no parece tener un esquema invariable—, otra, que es similar al Cuándo, es lo que se ha llamado "El federal". Pueden tener el mismo origen el Cuándo y El federal. Me hace pensar que son primas hermanas y hermanas de leche. Pero ambas son cosa diferente del ‘minué montonero o minué federal’ de la época de Rosas. En esta situación me parece que lo más apropiado es llamar a esta última como se la denominó en la época de Rosas: minué montonero o federal y, a la danza santiagueña, danza "el federal" que es, por otra parte, como Gómez Carrillo la distingue. No se traiciona con esto las designaciones que le dieron en su tiempo los salonescos de 1840 a una, y los informantes y conocedores de las tradiciones santiagueñas, de 1920, a la otra. Desaparece así una confusión, que es algo más que una confusión: es la de creer que aquella danza que tanto se bailó en los salones de la época de Rosas fuese de la forma y estructura de estas otras danzas del centro del país.”
(Veniard, Juan M. 2011:244)

El Minué Montonero en los documentos de Viajeros Extranjeros
Con relación a los documentos de viajeros extranjeros que mencionan el Minué Montonero o Montonero a secas, seguimos en su exposición a Carlos Vega (1952:7-9):
“… En 1825 el capitán (inglés) Joseph Andrews … en Santiago del Estero concurrió a un baile criollo, sin duda en salón aristocrático, y pudo apreciar el auténtico estilo de las danzas nativas. Antes las había visto en Córdoba y – en cuanto respecta al Montonero – seguramente también en Buenos Aires… En el norte de la provincia de Tucumán, al llegar a la población de Trancas… dice el viajero como estuviéramos ya bastante al corriente de las maneras y bailes del país, pudimos hacer discreta figura de la mariquita y el montonero, y así pasaron las horas…”
“… El sabio Francés Alcides d’Orbigny, en 1828… (dice con relación a su estada en Buenos Aires) Porque si las visitas son raras de día, los atardeceres traen las horas de las reuniones (tertulias)… se baila el minuet, el montonero, la contradanza y el vals…”
El científico francés, escribe Vega, en 1827 “…Estuvo un tiempo en Corrientes dedicado a sus trabajos como naturalista. Pues bien; el viajero halló el Montonero en Itaty: Se bailó el alegre cielito… durante esta danza tan vivaz, los bailarines hacen sonar los dedos con el fin de imitar el ruido de las castañuelas. Al cielito siguió el grave minué; pero la danza más linda fue el minué montonero, que une a la seriedad característica del género las graciosas figuras de la contradanza española…” y a continuación d´Orbigny continúa su relato de una forma muy curiosa y con apreciado contenido para nuestro informe:
“…La reunión parecía muy divertida y lo que al parecer contribuyó más a alegrarla fue que, tras largos requerimientos, se consiguió hacerme bailar un cielito, durante el cual mi torpeza para mantener alzados mis brazos y castañetear los dedos, produjo infinito regocijo a la honorable concurrencia; el señor cura que se sostenía el vientre con ambas manos para reír mejor, hízome el honor de asegurarme que nunca se había divertido tanto. ¡Qué contraste  hay entre las costumbres un poco groseras y hasta medio salvajes de estas comarcas lejanas y, por ejemplo, las de nuestras brillantes reuniones de invierno en Paris! ¿Qué dirán nuestras elegantes francesas de un baile en que durante los intervalos, las damas casi todas sin zapatos
ni medias, tenían el cigarrillo en la boca, y se refrescaban con aguardiente?... los hombres estaban en chiripá y en calzoncillos y casi todos descalzos. A las dos de la mañana se retiraron los convidados, no sin haber cantado reiteradas coplas sobre la despedida…”


Alcides d'Orbigny. Naturalista Francés

Continúa la cita de Vega con relación al naturalista francés y su estada en Corrientes:
“… Más lejos aún, en Caacaty, d’Orbigny oyó de nuevo el montonero (describiendo la escena de una manera muy interesante)… Una noche, mientras estaba en casa del comandante, se presentó la banda del lugar, que escuché con verdadero placer, debido a su originalidad. La componían indios guaraníes. Uno tocaba en un violín de su propia factura; otro pulsaba un arpa hecha con un tronco ahuecado, sobre el cual se había adaptado un tablero de armonio y cuerdas de fabricación local; otro tocaba la guitarra. Los tres hijos del arpista se encargaban de los instrumentos secundarios, munido uno de un tamboril, otro de una gran caja y el tercero de un triángulo; pero lo que más me impresionó fue un indio ciego que se había hecho, con una caña, un flautín cuyos sonidos evocaban los de la flauta y con el cual, midiendo la intensidad del soplo, ejecutaba dos octavas de notas justas. Este equipo de músicos constituía la orquesta de baile, guerra e iglesia de Caacaty… Estos virtuosos nos tocaron unos aires nacionales con mucha precisión y apenas podía explicarme cómo hombres carentes de instrucción musical y contando con instrumentos tan imperfectos, podían ejecutar melodías y hacerse escuchar con agrado. Tocaron el acompañamiento del cielito y en seguida todos los presentes se pusieron a bailar esta alegre danza, siempre acompañada de canto que rememora, por su ingenuidad, los tiempos primitivos de la civilización. Prosiguieron con un minué montonero, muy de moda en el pais y que une al carácter grave del minué común, el de esas figuras tan graciosas, esos pasos que los españoles hacen tan bien…”
En este punto debemos hacer un alto para analizar esta última cita. En 1827, los guaraníes en Corrientes ya habían aprendido a interpretar el minué montonero. Aquí surgen preguntas e hipótesis que quizás exceden este pequeño informe, pero tenemos que plantearlas mínimamente: ¿De quién o quiénes habían aprendido a tocar esos instrumentos los guaraníes? Quizás, alguno, de sus mayores; pero otros seguramente de la influencia de los padres jesuitas y franciscanos que evangelizaron la zona. El minué montonero: ¿Tuvo origen en la zona? ¿Lo trajeron soldados, carreros, arrieros, mercaderes o músicos intuitivos de otras tierras?... Vega asegura que había llegado desde Buenos Aires, ya que el naturalista francés menciona haberlo visto bailar en las tertulias porteñas de 1828 y que hacía bastante tiempo se lo ejecutaba… ¿no podrá ser que llegó desde tierras orientales?... Bueno, son algunos interrogantes que planteamos para  develar con futuras investigaciones.
Estas investigaciones de Vega son muy interesantes, pero adolecen de una mirada más integral de la o las culturas que están mencionadas en sus investigaciones. Estos elementos, que su paradigma científico no relevaba, podrían haber echado más luz sobre nuestra Historia Argentina y regional.
Otro viajero extranjero que nos cuenta sobre el minué montonero es el francés Arsene Isabelle quien vivió en Buenos Aires entre 1830 y 1833. Vega dice al respecto:
“… Habla de nuestro mundo social (Isabelle), y en un párrafo recuerda el encanto sin par de Mariquita Peña, la Estrella del Sur. Dice que sus admiradores la cumplimentan por la gracia que ha desplegado en la última tertulia en que bailó un cielito y la montonera… suerte de minué saltado, en el cual la bailarina imita las castañuelas con los dedos. Esta danza es enteramente arrebatadora…”.
El Minué Montonero en el Uruguay
Habíamos mencionado anteriormente que en el Uruguay también se había conocido y bailado el minué montonero. El destacado musicólogo Lauro Ayestarán nos dice al respecto:
“… A mediados del siglo XIX el minué cae en desuso y en un periódico montevideano de 1854 se leerá esto: Hoy el honesto minuet es fastidioso, ridículo, inadmisible… Ahora bien antes de desaparecer… engendra una réplica nacional… conocida bajo el nombre de Minué Montonero. Según la documentación que obra en nuestro poder, el Montonero se coordina en la década 1820-1830 y subsiste al igual que el Minué europeo hasta 1850. La primera referencia (documental) del Minué Montonero data del 11 de agosto de 1829 en que sobre el escenario de la Casa de Comedias de Montevideo se baila esta danza con el título ya diferenciado. Dice así el programa de la época: - Seguirá una graciosa pantomima nueva titulada LA MUERTE DEL ARLEQUÍN la que terminará con un MINUÉ MONTONERO bailado por dos niñas ejecutado por la Sra. Luisita Quijano la parte del hombre… No se crea sin embargo que el Minué Montonero es sólo danza de espectáculo; su presencia en el salón está certificada en estas palabras de un cronista tan serio como Mariano Ferreira, quien refiriéndose al baile dado a fines de 1839 en casa de Doña Bernardina Fragoso de Rivera, expresa lo siguiente: - Terminado el desfile se hizo un poco de música, y doña Bernardina se empeñó en que mi hermano Fermín y yo luciéramos nuestras habilidades bailando un Minué Montonero, el cual estaba muy de moda en esa época… A esta historia ciudadana corresponde agregar dos referencias campesinas de 1833, una tomada de una poesía de Bernardo Prudencio Berro donde menciona el minuet y el pericón; y de un diario francés que habla sobre el gaucho oriental y de sus bailes, nombra el minué tocado en guitarra a un compás de tres tiempos y bailado en forma graciosa y ordinaria…”
(Ayestarán, Lauro 1951:227-228)


En El Tambor de la Línea Publicación 2 de 1843. Bailando El Montonero.



Memorialistas de Buenos Aires. Wilde y Calzadilla
En todas las ciudades existen memorialistas, o sea personas que escriben sobre su época para que las generaciones futuras conozcan cómo vivían en otras. En este caso, dos memorialistas, Wilde y Calzadilla escribieron sobre el minué montonero y sobre otro minué llamado Liso con el cual se iniciaban todas las tertulias en Buenos Aires entre 1820 y 1830. Esto lo hacían las personas de posición social destacada y los dueños de casa. Posterior al minué Liso se bailaban otras danzas entre las que se destacaba el Montonero.
Una cuestión curiosa, y muy importante para nuestro trabajo, es la que menciona Santiago Calzadilla en su libro, la cual transcribimos para mejor comprensión del lector:
“…Eran verdaderas tertulias donde se bailaba de 9 á 12 de la noche, al son de un piano de Stoddart acompañado á veces de violín y flauta. Rompían el baile con un minuet liso, las señoras y caballeros de más categoría acompañando á los dueños de casa. Después de esto y de cumplido los respetos y agasajos á la dueña de casa… ya quedaba oficialmente inaugurada la tertulia para el minuet liso, el montonero, llamado el año 40 minuet federal…”
(Calzadilla, Santiago 1891:59)

Esta cita nos confirma que el minué montonero cambió su nombre a minué federal aproximadamente desde el año 1840 (o desde que Juan Manuel de Rosas asumió su segunda gobernación de Buenos Aires en 1835 con la Suma del Poder Público). La cuestión política se relaciona directamente con la cuestión cultural y este cambio se dio principalmente en Buenos Aires, no así en el resto de las provincias como bien menciona Vega en su trabajo sobre El Montonero- El Minué Federal de 1952.

Sarmiento y su visión Nacional del Minué Montonero
También tenemos una cita de Domingo Faustino Sarmiento que menciona la danza-baile en un artículo que escribió para  el diario El Mercurio en 1842:
“… El minué Montonero con sus graciosos alegros, despierta sus adormecidas fantasías; parece que al escuchar su alegre y animada música, salen de un letargo y se sienten llamados a la vida por la armoniosa voz de una hada amiga…” Agrega Vega “… Tal vez Sarmiento conoció el Montonero en San Juan, antes de pasar a Chile… De cualquier modo, le atribuyó significación nacional, y no anduvo errado. Después del Cielito, que representa el período de la independencia, el Montonero simboliza el momento en que el sentir antiguo reacciona y busca la restauración del equilibrio dentro del orden republicano…”
(Vega, Carlos 1952:15)

El Minué Montonero o Federal Nacional en la ciudad de Santa Fe
Para cerrar este breve trabajo sobre el Minué Montonero, debemos hacer referencia obligada a un hecho muy importante para la investigación de esta especie que tuvo lugar en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz en 1951. Lo tomamos textual del trabajo de Carlos Vega:
“…La otra persona que conoció el Minué Criollo-es doña Escolástica Arsenia Almeida, que nació el 10 de febrero de 1860 en la ciudad de Santa Fe donde aun vive contando sus frescos 91 años (1951). Servicial noticia del Prof. Evaristo Gabriel Mosqueda me permitió entrevistarla y así pude conocer la coreografía y oír a la anciana una antigua versión musical de la danza. Doña Escolástica nos comunica que vió bailar El Montonero en los salones y en las tertulias de Santa Fe allá por los años 1875-1880. Lo llamaban el “Federal Nacional”, nunca “Minué”. Anotamos la versión coreográfica y grabamos la música que nos cantó, pues, el Minué Montonero perduró en los salones de Santa Fe hasta 1880 más o menos…”
(Vega, Carlos 1952: 18)

Este último dato nos referencia que el Minué Montonero se siguió bailando en Santa Fe aproximadamente 30 años después de su desaparición en Buenos Aires. También que se lo llamaba Federal Nacional. Además es la única versión completa de coreografía y música tomada de los labios de una informante que bailó la danza y escuchó su música.
Por último digamos que la versión dada por la anciana Escolástica Arsenia Almeida es prácticamente idéntica a la de la colección Ruibal publicada por Isabel Aretz en La Nación el 8 de julio de 1951; y a la versión recopilada por Lauro Ayestarán en Uruguay, titulada “Montonera” y que lleva el N° 7, solamente se diferencia en las partes de los respectivos allegros.

Bibliografía Consultada
ü  Andrews, José (1920) Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica en los años 1825 y 1826. Buenos Aires
ü  Aretz, Isabel (1951) El Minué Montonero, en La Nación. Buenos Aires. 8 de julio de 1951.
ü  Ayestarán, Lauro (1951) El Minué Montonero. Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias año V, n° 6, Montevideo. Uruguay. Pp. 225-246.
ü  Ayestarán, Lauro y Flor de María Rodríguez de Ayestarán (1965) El Minué Montonero, Ed. Banda Oriental, Montevideo, Uruguay.
ü  Beltrame, Andrés (1933) La despedida (Minué Federal) cuaderno N° 23.
ü  Calzadilla, Santiago (1891) Las Beldades de mi Tiempo. Ed. Jacobo Peuser. Buenos Aires.
ü  Esnaola, Juan Pedro (1941) Minué Federal o Montonero, en Antología de Compositores Argentinos, Cuaderno I. Los Precursores. Academia Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires.
ü  Isabelle, Arsene (1835) Voyage a Buenos Aires et Porto Alegre. Havre.
ü  Orbigny, Alcide d´(1945) Voyage dans l´Amérique méridionale (1826-1833). Ed. Futuro. Buenos Aires. Varios tomos.
ü  Sarmiento, Domingo Faustino (1842) El Mercurio. Santiago de Chile. Febrero 19 de 1842.
ü  Vega, Carlos (1952) El Montonero (El Minué Federal). Julio Korn. Buenos Aires.
ü Veniard, Juan María(2011). Un Problema Semántico: La danza El Federal. Revista del Instituto de Investigación Musicológica “Carlos Vega” Año XXV, Nº25.
ü  Wilde, José Antonio (1881). Buenos Aires desde setenta años atrás. Buenos Aires.
ü -   El Tambor de la línea (1843) Publicación N° 2. Montevideo. Uruguay.