El objetivo de este trabajo es abordar la historia
del Cielito de Entre Ríos o de la Bolsa o en Bolsa -danza regional- de la cual
quedan pocos recuerdos y escaso material para conocerla y bailarla. Antes de
hacerlo, creo pertinente, repasar algunos conceptos y estudios hechos por excelentes investigadores sobre El Cielito
como especie musical, coreográfica y literaria.
Lázaro Flury
escribió en el diario El Litoral de Santa Fe lo siguiente:
“El cielito-danza precede al cielito
como canto épico, mas no como manifestación sentimental. Como expresión
corística aparece en Buenos Aires con el nombre genérico de Contradanza en el año 1747, según las
referencias de un manuscrito existente en la Biblioteca Nacional… La
contradanza comienza a tomar el nombre de cielito en 1808, después de las
invasiones inglesas. Este bautismo criollo parece obedecer al nombre de una de
sus figuras “El cielo” representado en los movimientos frontales que más tarde
se llamaron “balanceos”; y también podría atribuirse a la proverbial galantería
de la colonia: “Mi cielo” con la
misma acepción de “mi vida”… Lo evidente es que el Cielito es,
ante todo, canto épico, para expresar un estado de ánimo de la masa anónima que
siente hervir en su sangre el perenne anhelo del hombre: la libertad…” (1)
En este
escrito, el eminente profesor santafesino menciona el año 1747. Esto puede
llamar la atención, pero se puede leer en una referencia que se consigna en la Descripción de las Fiestas Reales de
aquel tiempo que dice: “… En las dos noches el Gobernador y Capitán general
propinó un magnífico refresco á todos los circunstantes que sirvió de
paréntesis para las contradanzas, minuetos y arias…” (2)
Con relación a
la definición del término, Fernández Latour (1988:41) escribió:
El cielito es el “…Nombre que designa tres especies folklóricas: el texto
poético, la danza y la música, que confluyeron en un fenómeno único; pero que
luego se disociaron para seguir sus propias trayectorias. Como danza, el
cielito integra con el Pericón y la Media Caña, el grupo principal de nuestras
grandes danzas de conjunto. Es baile de parejas sueltas interdependientes,
derivado de la contradanza, e incorpora elementos criollos alegres y vivaces.
Algunas de sus principales variantes fueron el “Cielito en Batalla” y el “Cielito
de la Bolsa con relaciones…” (3)
Hasta este
punto de las citas bibliográficas y de artículos periodísticos podemos decir
que la Contradanza o Cielito tiene una antigüedad en el Río de la Plata que se
remonta a mediados del siglo XVIII (1747), o sea, finales de nuestra etapa
colonial. Sin embargo, fue precisamente en el período revolucionario
(1806-1824) que el Cielito o Cielo, tuvo su esplendor y mayor dispersión
literaria y musical.
En lo
literario específicamente, Los Cielitos y
Diálogos Patrióticos de Bartolomé Hidalgo se nos leyeron o enseñaron como
la primera manifestación literaria gauchesca y libertaria de la especie en
cuestión. Referido a esto encontramos una cita muy interesante en un artículo
del autor Rogelio Demarchi (2008) en la revista
Espéculo de la Universidad Complutense de Madrid; la cual reproduzco a
continuación en un primer punto del artículo total:
“…La primera publicación conjunta de las poesías gauchescas de
Bartolomé Hidalgo estuvo a cargo de Martiniano Leguizamón [1917], casi
cien años después de la muerte del poeta uruguayo, y apenas abarcaba doce
poemas. Con todo, desde entonces y hasta hace relativamente pocos años,
diversos investigadores han aportado pruebas que llevan a reducir esa cantidad
de poemas. Por caso, Antonio Praderio [1986] sostiene:
[a] que los dos primeros
cielitos que Leguizamón le adjudica a Hidalgo - Cielitos que con acompañamiento de guitarra cantaban los
patriotas al frente de las murallas de Montevideo y el Cielito a la aparición de la escuadra
patriótica en el puerto de Montevideo-, en realidad forman parte de la
recopilación hecha por Francisco Acuña de Figueroa en su Diario histórico del sitio de Montevideo.
y [b] que el Cielito oriental es tan diferente
a los demás cielitos de
Hidalgo que perfectamente podría no haberlo escrito, y si a pesar de ello no lo
impugna es por una inexplicada «secreta convicción» [Pradeiro:1986]. (Por si no
queda claro: la secreta
convicción de un investigador no es razón suficiente para dilucidar
la autoría de una obra.)
En cuanto al Cielito de la independencia, ya Mario
Falcao Espalter [1918: 74] había señalado que no podía haber sido escrito por Hidalgo,
y Praderio [1986] ha ratificado esa opinión. El argumento de ambos es el mismo;
taxativo y sintético, aunque bien valdría un libro: un oriental artiguista
jamás podría haber cantado la proclamación de la independencia de las
Provincias Unidas en el Congreso de Tucumán de 1816 por la sencilla razón de
que la Provincia Oriental no participó de ese encuentro.
Además, el cielito menciona expresamente a
los argentinos, término
que por entonces era sólo usado por los porteños, como lo ha demostrado José
Carlos Chiaramonte [1997: 64]: el vocablo argentino, como adjetivo, «en las primeras décadas del siglo XIX,
antes y después de la Independencia, significa simplemente “porteño”»; en
consonancia con ello, el vocablo Argentina,
como sustantivo, nombraba el proyecto de un Estado con Buenos Aires por capital
e integrado por aquellos territorios que se subordinaran a ella.
Un ejemplo interesante que
analiza Chiaramonte [ibid.: 111-124] y que tiene que ver con la literatura: la
famosa antología de poesías titulada La lira argentina -publicada en 1824- tiene un subtítulo
por completo olvidado, colección
de piezas poéticas dadas a luz en Buenos-Ayres durante la guerra de su
independencia. Entre uno y otro se establece una posesión: la argentina es de Buenos Aires. Por lo tanto, apenas si
nos quedan ocho poemas cuya autoría no está en discusión…” (4)
Cinco Cielitos y tres Diálogos, agrego para
aclarar la afirmación.
Con relación a otros conceptos generales, leemos en la obra
del gran musicólogo Carlos Vega lo siguiente:
“El Cielito fue el gran canto popular de
la Independencia. Atraído por la revolución, vino de las pampas bonaerenses,
ascendió a los estrados, se incorporó a los ejércitos y difundió por Sudamérica
su enardecido grito rural. Soldado inmediato y pronto, al lado del himno
majestuoso, es aguijón de la aventura… Inicia su expansión en 1810 y, poco
después… marcha con los soldados. Va al Uruguay… va a Bolivia tal vez no con
las primeras legiones… sino con los cuerpos bonaerenses que se les incorporan
después de la Batalla de Tucumán… Va a Mendoza y a Chile. Un memorialista chileno
(Eugenio Pereyra Salas) dice: “San Martín, con su ejército, en 1817, nos trajo
el Cielito”… Va al Paraguay, también en
temprana fecha; la tradición oral lo conserva hasta hoy …” (la negrita es
mía) (5)
Mucho más podríamos escribir sobre El Cielito en general,
pero como expresión regional, es aquí donde vamos a iniciar el recorrido por la
historia de esta especie coreográfica, musical y literaria que da título a este
artículo: El Cielito de Entre Ríos o de
la Bolsa.
Don Florencio López, destacada personalidad del folklore
del litoral (nacido en Garruchos, provincia de Corrientes el 13 de septiembre
de 1909, y radicado en la tierra de Pancho Ramírez y Urquiza desde 1928),
estudió, enseñó y difundió el folklore de Entre Ríos como propio. La
chamarrita, el Cielito del Supremo y el Cielito de Entre Ríos o de la Bolsa,
son solo algunas de las danzas recopiladas y presentadas en distintos
escenarios del país; en especial en el de Cosquín y en el Simposio de Folklore
de la ciudad del Valle de Punilla.
En esta ocasión voy a referirme al estudio de antecedentes
históricos que hizo don Florencio de esta especie coreográfica, musical y
literaria que da título a este material.
En una carta enviada al Prof. Pedro Berruti fechada en
septiembre de 1949, don Florencio desarrolla todas las vivencias y andanzas que
jalonaron el nacimiento del Cielito de Entre Ríos. Precisamente, en una parte
de la carta refiere:
“… De aquella década (1810-1820) está la
Historia Argentina demostrándonos como los ejércitos libertadores llevaban
consigo esta manifestación cantada; Belgrano lo lleva al Norte; él también lo
deja a su paso hacia el Paraguay, cuando llega a Entre Ríos, en la entonces
Villa del Paraná, hoy capital de esta provincia; a su regreso para sumarse al
sitio de Montevideo, pernocta en Concepción del Uruguay… Esta referencia
histórica la fija el historiador entrerriano Don Gregorio Troncoso Roselli,
hijo de esta ciudad y emparentado con la familia Calvento… (la familia Calvento
era la familia de la novia del Supremo Entrerriano don Francisco Ramírez).
Troncoso Roselli, en vida relataba las informaciones de sus antepasados, los
que supieron ver bailar al caudillo con su novia y en otras tantas tertulias de
la época, “cielitos”, de cuyas figuras coreográficas hacían referencia sin
precisar el orden de ellas. Algunos de ellos, los que se bailaban en los
salones aristocráticos, no tenían final alegre, o sea de gato; el de la
“bolsa”, sí, terminaba con zapateos suaves, por lucir el paisano de entonces,
sus cribados y la bota de potro…” (6)
-
Coplas anónimas
tomadas de la carta:
EN UN CANTO SE ALZA EN CORO/LA MOZADA DE ENTRE RÍOS/EL ALMA
LLENA DE GRACIA/EL CUERPO LLENO DE BRÍOS/CIELITO, CIELO QUE SÍ/CIELITO DE LUNA
Y SOL/LA VIDA VIENE CON LLANTO/LA DICHA CON EL AMOR/EN LOS MONTES Y CUCHILLAS/
EN LLANURAS Y POBLADOS/LOS ENTRERRIANOS AHORA/SE IGUALAN A LOS PASADOS/CIELITO
DEL URUGUAY, CIELITO DEL PARANÁ/LA FLOR DEL CEIBO SE JUNTA CON LA ESTRELLA
FEDERAL/MONTONERA VALEROSA/CORAZONES EN BANDADAS/URQUIZA Y PANCHO
RAMIREZ/VENCIERON EN LA PATRIADA/ BANDERA CELESTE Y BLANCA/QUE NADIE ARRIARÁ
JAMÁS/.
Aquí hacemos un alto en la carta de don Florencio para
desarrollar un poco más algunos hechos históricos(7) que se
mencionan en la misiva: En septiembre de 1810 la Primera Junta de gobierno
ordena al General Belgrano marchar al Paraguay para sofocar una
contrarrevolución que encabezaba el gobernador paraguayo Velasco, incluso llevaba
órdenes de fusilarlo junto a otros rebeldes, y que posteriormente se dirija a la Banda Oriental. La tropa que lo
acompaña es reducida y en su mayoría sin experiencia bélica. En Octubre de 1810
el General Manuel Belgrano llega a la ciudad de Santa Fe, y se aloja varios
días en el convento de los Dominicos. Posteriormente pasa a la Villa del Paraná
o La Bajada, el día 9 de octubre de 1810, y muy entusiasmado escribió a la
Junta manifestando la colaboración del Alcalde Juan Garrigó, de don Francisco
Antonio Candioti(8), doña Gregoria Pérez de Denis(9), de
don Francisco de Colobrán y Andreu; y del vecindario en general por haber
reunido 700 caballos donados, bueyes, implementos varios, arreos, provisiones e
información. Belgrano, a instancias de Candioti solicita la colaboración de don
José Alberto Calcena y Echevarría, conocedor de los caminos de la Mesopotamia(10).
La permanencia de Belgrano se prolongó en La Bajada hasta
el 2 de noviembre de 1810. En este punto la información dada por don Florencio
López tiene su fundamento histórico. En aquellos días de arduos trabajos y
preparativos se cantaban cielitos entre la tropa y las huestes. Seguramente
soldados y gauchos guitarreros improvisaban en tierras entrerrianas esta
especie musical y literaria traída de Buenos Aires, según lo aseverado por
Carlos Vega con relación a sus orígenes en tiempos de la colonia hacia 1750
como Contradanza y como Cielito o Cielo desde tiempos de las invasiones
inglesas de 1806 y 1807 (11).
Belgrano continuó su marcha hacia Paraguay, y sufrió las
derrotas en Tacuarí (9 de marzo de 1811) y Paraguarí (19 de enero de 1811). La expedición
ordenada por la Primera Junta al Paraguay había concluido en derrota.
Por otra parte leemos la situación en la Banda Oriental en
1811:
“… es de inminente insurrección. En la
ciudad de Montevideo el partido español… ha logrado retener el poder y
mantenerse firme eliminando toda oposición; pero en la campaña el malestar se
extiende, y en todos los pueblos y Villas surgen grupos de conspiradores… A
diferencia de lo acaecido en Buenos Aires en mayo de 1810… en la Banda Oriental
los patriotas no cuentan con el auxilio de tropas regulares y deberán llevar a
cabo el alzamiento con el único respaldo de la población de la campaña que
“parecían salteadores y no soldados, con sus chiripás y camisas rotas…”, al
decir de Manuel Belgrano…” (12)
Esta cita resulta interesante para este trabajo porque el
general Belgrano, luego de su derrota en Paraguay, recibirá órdenes para
marchar hacia la Banda Oriental; no sin antes pasar por la Villa de Concepción
del Uruguay adonde llegó el 9 de abril de 1811 con los restos de su ejército. Con
esta aseveración coincide el historiador Oscar Urquiza Almandoz y agrega:
“… No sabemos con certeza dónde se alojó
el general Belgrano durante su permanencia en Concepción del Uruguay. Una vieja
tradición lugareña -de cuya veracidad mucho dudamos- sostiene que lo hizo en la
casa de los Calvento … No menos de once
días permaneció Belgrano en la Villa de Concepción del Uruguay. Hacemos esta
afirmación basándonos en su epistolario, ya que la última carta que conocemos
fechada en ese lugar, es del 19 de abril de 1811…” (13)
Luego de esta afirmación del historiador Urquiza Almandoz,
traemos parte de lo escrito por el historiador Troncoso Roselli en su libro de
memorias titulado Evocaciones a la
Distancia, acerca del Cielito y de la estadía del general Belgrano en
Concepción del Uruguay. Escribió el historiador emparentado con la familia
Calvento:
“… El aposento que sigue a la sala (casa
de los Calvento) sobre la calle Galarza era el de doña Norberta, la novia de
Ramírez… Anteriormente había sido la habitación de huéspedes, los que en la
casona fueron muchos e ilustres… Tales fueron Díaz Vélez… General Martín
Rodriguez, el excelso patriota don Manuel Belgrano, de regreso de la campaña
del Paraguay… Famosas fueron las tertulias en la sala o en el patio de la
casona. En tiempo de la colonia se reunía allí lo más distinguido de la
sociedad de la villa…. Belgrano llegó a la Villa de Concepción del Uruguay y
paró en la histórica casa… según tradición de familia, esa noche (debe ser la
del 9 de abril de 1811. Belgrano llegó por la mañana) se realizó una brillante
tertulia… la danza y la charla interrumpían, a menudo, estas apreciaciones para
hablarse de la vida de la villa…” (14)
Para probar
documentalmente la aseveración que el general Belgrano sabía bailar muy bien
Cielitos, y que esta danza la llevó a distintas zonas desde Buenos Aires vamos
a una cita de las memorias del Coronel Lorenzo Lugones publicadas por la
profesora Mabel Ladaga, la cual dice.
“… Después de la
batalla de Salta, cuando el general Belgrano retoma la iniciativa e invade el
Alto Perú, El Cielito hace su entrada en Potosí. Corre el mes de mayo de 1813…
La afortunada anécdota del coronel Lorenzo Lugones en que se reproduce una
estrofa de El Cielito, prueba que el baile platense era popular entre los
soldados y, precisamente, que en octubre de 1813 se cantó en la provincia de
Chayanta, leguas al norte de la ciudad de Potosí…” (15)
Bibliografía
(1) Flury, Lázaro
para El Litoral de Santa Fe. El Cielito,
canto de la Revolución de Mayo. S/f
(2) Lamas, Andrés y
otros (1871) Revista del Río de la Plata. Tomo I. Carlos Casavalle editor.
Buenos Aires. Argentina.
(3) Fernández Latour,
Olga (1988) Atlas de la Cultura Tradicional Argentina. 2da. Ed. Honorable
Senado del Congreso de la Nación. Buenos Aires. Argentina.
(4) Demarchi,
Rogelio (2008) El ideologema de la revolución.
Los cielitos de Hidalgo. Rev. Espéculo N° 38. Universidad Complutense de
Madrid.
(5) Vega, Carlos (1953)
Bailes Tradicionales Argentinos. El
Cielito. Julio Korn. Buenos Aires. Pág. 5 y 6.
(6) López, Florencio
(1949) Carta remitida al Prof. Pedro Berruti. El Cielito de Entre Ríos o de la
Bolsa. Archivo del Prof. Héctor Luis Costa.
(7) Pérez
Amuchástegui, A. J. (1983) Crónica
Histórica Argentina. Tomo 1. Editorial Codex. 2da. Ed. Buenos Aires.
Páginas 242 a 244. Citas documentales.
(8) Arce, Facundo
(1960) Entre Ríos en los Albores de la
Revolución de Mayo. Publicación del Museo Martiniano Leguizamón. Paraná.
Entre Ríos. Citas documentales.
Arce, Facundo (1943)
Entre Ríos y la Revolución de Mayo.
Paraná. Entre Ríos. Apéndice documental.
(9) Cervera, Manuel
M. (1942) Don Francisco Antonio Candioti.
Santa Fe.
(10) Arce, Facundo
op. Cit. (1960) Oficio de Doña Gregoria Pérez de Denis a Belgrano ofreciendo
sus bienes a beneficio del Ejército. Archivo General de la Nación – Archivo de
Gobierno de Buenos Aires. Tomo 43.
(11) Arce, Facundo
op. Cit (1960) pág. 52
(12) Vega, Carlos
para La Prensa de Buenos Aires. Bailes
Criollos: El Cielito. Sección Tercera. 19 de Enero de 1936.
(13) Pérez
Amuchástegui, A. J. Op. Cit. Pág. 265
(14) Urquiza
Almandoz, Oscar (2002) Historia de
Concepción del Uruguay. Tomo I (1786-1826). Cap. 4. Entre Ríos.
(15)Troncoso
Roselli, Gregorio (1957) Evocaciones a la
Distancia (Recuerdos de Concepción del Uruguay). Argentina.
(16) Ladaga; Mabel
(2012) Bailes-Danzas Argentinas. Ediciones
Ciccus. Buenos Aires. Pág. 205
(17) Carta de don
Lázaro Flury a don Florencio López fechada en San Jorge el día 24 de diciembre
de 1967 (inédita hasta hoy).
Para mayor información dirigirse al profesor Luis Alberto Ferreira- correo electrónico luisferreira41@hotmail.com
Don Florencio López. Recopilador del Cielito de Entre Ríos o de la bolsa junto con Celso Bournissen (foto del archivo familiar de las hermanas Chola y María Juana Zapata. Paraná Entre Ríos).
Partitura del Cielito de Entre Ríos o de la Bolsa (Archivo Florencio López. Concepción del Uruguay. Entre Ríos)
Don Florencio López en Cosquín junto a los profesores: Domingo Bravo. Ramón Viveros. López Breard. Gabriel Guzzo y Lázaro Flury.
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